Según pudo saber NOVA, el apuntado es el ministro de Seguridad, Javier Alonso, quién dejará su cargo en los próximos días, aunque no se descarta que pase a ocupar un espacio dentro de otra área. Lo cierto es que la performance del sucesor de Sergio Berni no dejó conforme al gobernador y la lluvia de críticas de los intendentes propios no cesa.

Si bien es Carlos Bianco quién se está encargando de conciliar esa crisis, trata con Alonso de aminorar el conflicto, la salida es inminente y desde la Cúpula policial ya hablan de “los cambios a partir de marzo”.

El primer en sonar es “el Sherif” Granados. Según pudo saber NOVA, Alejandro “mandó a limpiar los posibles focos de conflicto”. “Alejandro vuelve a Seguridad. No quiere ningún quilombo en su distrito”, le dijeron en un estricto off a un periodista del medio.

Granados ya preparó un equipo para desembarcar en la cartera de Seguridad y tiene el visto bueno de un gran sector de la Policía Bonaerense, lo que podría generar un cambio en el modelo de seguridad en un contexto adverso.

El otro apuntado es Sergio Berni. El senador bonaerense, que se fue del ministerio “para que no cajonee el proyecto reforma policial de la forma en la que lo hizo (Verónica Magario)”, siempre es uno de los dirigentes con buena imagen para volver al sillón más pesado de la Provincia. Sin embargo, consultado por este medio, desde el entorno niegan un retorno y ratifican a Alonso.

Lo concreto es que Alonso deja su sillón durante los primeros días de marzo y el objetivo de Kicillof es ganar territorialidad y sumar, al menos, dos intendentes en el comando civil de las fuerzas policiales. Ante eso, el apuntado por Granados para acompañarlo en la gestión es Hernán Ralinqueo, uno de los intendentes que perdió las elecciones en octubre pasado y que vuelve a la primera escena.

Las razones de la salida de Alonso

La cuestión judicial y los vínculos con la Justicia son uno de los problemas para Axel Kicillof. La llegada de un hombre de extrema confianza de Cristina Kirchner a la cartera de Justicia, Juan Martín Mena, fue clave para entender el nuevo tablero en el tercer poder.

Lento de reflejos, Javier Alonso recibió un cachetazo por parte de los fiscales de la provincia de Buenos Aires, que avanzaron con una denuncia penal en su contra, quien habló de connivencia entre los funcionarios judiciales y el narcotráfico.

“Tenemos 82 mil causas sobre drogas que están paradas. Todos saben dónde venden pero no hacen nada. Nosotros hacemos las causas, investigamos, se las llevamos a la Justicia, pero nada prospera”, dijo Alonso en una entrevista con la señal América 24.

Para sanear ese conflicto, Alonso se reunió en secreto con Julio Conte Grand, el Procurador bonaerense y amigo de confianza de Mauricio Macri. Ese encuentro no fue del gusto del gobernador que le pidió explicaciones al ministro.

Es Vox Populi que la intención del gobernador es nombrar un Procurador que tenga mejor sintonía con su administración, aunque el peso político en el Poder Judicial no fue lo suficientemente contundente para afrontar esa pelea. Allí se entiende la llegada de Mena al ministerio de Justicia.

El otro de los problemas que afronta Alonso es la falta de conducción sobre las fuerzas. “Acá (Puente 12) ni siquiera puede ocupar la oficina que tenía Berni”, le dijo a este medio un alto funcionario policial. Si bien la conducción política de Alonso es Berni, el actual ministro no tiene cintura para sortear esos conflictos.

Para completar el bingo, la escalada de violencia en el fútbol y los problemas para accionar por parte de APREVIDE marcan el termómetro de la sociedad. El próximo clásico platense va tomando calor y fuentes de la Seguridad en La Plata sienten alarma por lo que harán simpatizantes de ambas parcialidades, ante la “liviandad” de tratar el caso por parte de las autoridades provinciales. El caso Lolo Regueiro no es sólo un antecedente fresco, sino una bomba que puede explotar en las manos de Alonso.

El último punto no es menos importante. Ante las reiteradas reuniones con intendentes, los reclamos por Seguridad son un punto clave. La estrategia de Kicillof es darle poder de fuego a los intendentes para sanear esa línea. Sin embargo, no quiere implosionar la relación que supo tejer con Sergio Berni. Difícil la definición del primer mandatario, aunque el futuro ya está escrito y Alonso goza de buena salud hasta principio de marzo.