Viernes 14 de Marzo de 2025

15 de enero de 2025

“Corrupción, maltrato y demora judicial: ¿hacia dónde va el sistema carcelario bonaerense?” Texto Juan José Martinez Periodista

La cárcel de Batán, en Mar del Plata, es escenario de graves denuncias que exponen las fallas estructurales del sistema carcelario bonaerense. Osvaldo Luques, uno de sus internos, relata condiciones inhumanas, corrupción sistemática y un sistema judicial que parece congelado en el tiempo. Frente a estas problemáticas, la sociedad bonaerense y el gobernador enfrentan una pregunta crucial: ¿apostarán por un sistema que respete los derechos humanos y garantice justicia o seguirán el camino de modelos autoritarios que priorizan el control a cualquier costo?

Desnutrición y abandono institucional

En un diálogo exclusivo, Luques denunció la alarmante precariedad en la alimentación dentro del penal. "Bajan camiones de comida, pero nos dan solo los huesos", afirmó. En apenas dos semanas, asegura haber perdido 4,5 kilos, reflejo de una crisis alimentaria que deshumaniza y degrada a los internos. Estas condiciones son el resultado de un abandono estatal que ignora la función rehabilitadora de las cárceles.

Corrupción que ahonda la desigualdad

Las denuncias de Luques también señalan la apropiación indebida de fondos públicos por parte de las autoridades penitenciarias. “Se roban 27 millones de pesos al mes en el pabellón donde estoy”, afirmó, dejando en evidencia la falta de controles y la complicidad que perpetúan estas prácticas. Este tipo de corrupción no solo desvía recursos que podrían mejorar las condiciones de los internos, sino que alimenta un sistema que castiga a los más vulnerables mientras beneficia a los responsables.

Demora judicial: el olvido de los inocentes

A estas problemáticas se suma un punto clave: la lentitud de la justicia bonaerense. Luques denunció que se le niega acceso a información crucial para demostrar su inocencia, pero su caso no es único. Muchas personas detenidas en la provincia de Buenos Aires languidecen en prisión preventiva durante años, esperando que se resuelvan sus causas. La falta de recursos, personal y voluntad política en el sistema judicial se traduce en una justicia aletargada que prolonga la incertidumbre y condena a inocentes a un calvario injusto.

El dilema del gobernador: ¿control o justicia?

Ante este escenario, el gobernador de la provincia de Buenos Aires debe tomar una posición clara. ¿Permitirá que el sistema carcelario siga siendo un símbolo de corrupción y negligencia, o liderará una transformación que garantice derechos humanos y eficiencia judicial? ¿Cederá a la tentación de políticas punitivistas, como las adoptadas en el modelo Bukele, o apostará por una justicia moderna que respete la dignidad y la presunción de inocencia?

Reforma integral: la única salida posible

El caso de Osvaldo Luques no solo refleja las falencias del sistema carcelario bonaerense, sino que también apunta a la necesidad de una reforma judicial urgente. Sin un compromiso real por acelerar los procesos, garantizar recursos y supervisar el funcionamiento de las cárceles, cualquier solución será meramente cosmética. La demora judicial y las condiciones inhumanas en las cárceles son dos caras de una misma moneda, y ambas deben ser abordadas para construir un sistema que haga honor a los principios de justicia y humanidad.

La posición del gobernador será decisiva. La sociedad bonaerense necesita saber si optará por un modelo que priorice la rehabilitación y el acceso a la justicia o si permitirá que la crisis actual se profundice, perpetuando un sistema que castiga con indiferencia tanto a culpables como a inocentes.

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