26 de febrero de 2025
Combatió en Darwin y ahora ayuda a otros veteranos de Malvinas: de la búsqueda de los cascos a los “abrazos ciudadanos”

En el amargo proceso donde por años los veteranos fueron invisibilizados y negados, Jorge Zanela fue clave en el proceso de asistencia de los soldados. Los acompaña y colabora para sobrellevar otra larga batalla, la del olvido
Confiesa que el 22 de abril lo tiene grabado a fuego: esa mañana el jefe del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 el teniente coronel Carlos Quevedo le informó que todo el regimiento sería movilizado a las islas, integrando la Fuerza de Tareas Mercedes. La preparación fue a contrarreloj porque a las diez de la noche salieron al aeropuerto de Pajas Blancas y a primeras horas del día siguiente aterrizaban en Comodoro Rivadavia. Se desechó ir a Puerto Deseado donde, en un buque, se cruzaría con la artillería, ya que se sospechaba de la presencia de submarinos enemigos.
Siendo observador adelantado en el aeropuerto, fue testigo cuando la tierra malvinense tembló bajo sus pies durante los primeros bombardeos ingleses del 1 de mayo. No tuvo tiempo de asimilarlo cuando primero fue destinado junto al regimiento de infantería 4 y luego a Darwin, cuando los británicos desembarcaron en San Carlos.Eran 45 hombres y sus cuatro cañones -uno inutilizado- con tres mil tiros, conformaba la artillería de campaña argentina en Darwin y Pradera del Ganso. Su misión inicial era salir todos los días más allá de las líneas de la infantería argentina y realizar, por la noche, fuego de hostigamiento a las posiciones británicas. En una de esas incursiones fueron sorprendidos por el fuego de artillería naval británica y, de pronto, quedaron en primera línea de lo que fue el inicio del ataque inglés a las posiciones argentinas. Debieron replegarse cuando detectaron su posición.Así participó de los combates librados entre el 27 y 29 de mayo en la batalla de Darwin y Pradera del Ganso. Cuando las acciones finalizaron, fue tomado prisionero.
Fue uno de la docena de oficiales y suboficiales que permanecieron prisioneros hasta el 14 de julio en el viejo frigorífico de San Carlos. Entre ellos se bautizaron “Los 12 del Patíbulo”, emulando aquella película donde un grupo de presos peligrosos eran reclutados para llevar adelante una misión suicida durante la segunda guerra mundial.El regreso fue duro. El Estado que no reconoció los servicios al país de los que habían combatido. A los veteranos se les dio la espalda. A él lo enviaron a una unidad en Comandante Piedrabuena. Muchos de sus compañeros, sintiéndose invisibilizados, eligieron el camino del retiro.El problema era que, a nivel del Estado, cada arma trabajaba por su lado con las naturales descoordinaciones que se producían.
Y por supuesto, regresó al viejo frigorífico donde había estado prisionero. Una de las paredes tenía el agujero que en 1982 contenía una bomba argentina sin detonar, con la que pasaron ese mes de prisioneros en peligrosa convivencia.
Luego de desempeñar un año funciones en una empresa privada, en el 2016 se hizo cargo, en Ejército, de la oficina que se ocupaba de los veteranos de Malvinas. Desde allí, trabajó en coordinación con el centro de salud de las fuerzas armadas.El trabajo que entonces desempeñó habrá sido lo suficientemente meritorio para que en septiembre de 2019 fuera designado al frente de la Oficina de Coordinación de Veteranos de Guerra de Malvinas, organismo que depende del Ministerio de Defensa, donde Infobae mantuvo una entrevista con él, interrumpida con llamados de veteranos y consultas de sus colaboradores sobre casos que necesitaban ser resueltos.Se logró que el veterano contase con un certificado único que lo identificase como tal, uno para viudas o concubinas, y otro para veteranos declarados como tales por sentencia judicial.
En la oficina de Zanela trabajan más de veinte personas, con representantes de Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Prefectura y Gendarmería. Funciona en el primer piso del Instituto Geográfico Nacional y el coronel retirado admitió que muchas veces deben cumplir las funciones de psicólogo, amigo o consejero, más que de camarada.Se destacan las consultas de aquellas esposas de veteranos que buscan orientación sobre cómo manejar situaciones delicadas de depresión, alcoholismo o quizás maltrato. Todas las semanas atienden una decena de llamadas, que circula indefinidamente entre los múltiples chats de veteranos.
Zanela habla con pasión de su labor, y se nota que para él no es un simple trabajo. Solo una persona que vivió la guerra en primera persona puede comprender a aquel que se acerca para esperar una mano tendida. Por eso comenta con indignación cuando un veterano al que se le amputó una pierna en la guerra un oficial del Hospital Militar Central le exigió que comprobase su condición de ex combatiente para realizar el trámite de renovación de la prótesis.Zanela también participó de los operativos de devolución de pertenencias de veteranos argentinos, que estaban en poder de pares británicos o en manos de coleccionistas y que decidieron que volvieran a sus dueños. En 2018, un coleccionista inglés le devolvió a Alejandro Gorzelany, entonces soldado conscripto, su casco; Jorge Melnichuk, soldado del Regimiento 5, quien en la embajada argentina en Londres se reencontró con el suyo, en poder del veterano inglés John Curd; o el caso del entonces teniente Diego Arreseigor quien, en acciones por demás riesgosas del levantamiento de minas luego del alto el fuego, se trajo al continente el casco que perteneció a Alexander Shaw, del Regimiento de Paracaidistas 3. Algunos de esos casos fueron publicitados y otros, a pedido de los interesados, quedaron en encuentros privados.
En la oficina se enfrentan a situaciones delicadas cuya resolución no es sencilla, como cuando un británico les envió la foto de una clásica chapa identificatoria de un soldado argentino, troquelada en el medio, hallada en la turba malvinera, y que solo constaba de un número, que no era su documento. A veces las ausencias de registros dificultan la búsqueda de soluciones de estos casos.A lo largo de su gestión, se logró el estacionamiento gratuito en la cadena de supermercados Cencosud y en siete de los Aeropuertos Argentina, incluidos Ezeiza y Aeroparque.
Hace un tiempo que además quedó establecido por ley la rendición de honores tanto a soldados veteranos como a civiles que fallecen. En esos casos, siempre a pedido de la familia, se notifica a la unidad militar más cercana, que acude con una sección de soldados y un trompa a rendir el homenaje correspondiente.
Al final de la entrevista, acompañó a Infobae a la puerta. En el hall de entrada se detuvo ante la imagen del cementerio argentino en Darwin, con las tumbas señalizadas. Se tomó algunos minutos para explicar aquellas que aún restan identificar. Sabe que el trabajo continúa, que aún hay mucho por delante, y nada mejor para hacerlo que un joven artillero, ya veterano que, pese a todo, en su pueblo natal bonaerense de nombre irlandés sigue siendo Jorge.