A cinco años de su partida, el legado de Alejandro Sabella sigue intacto
Alejandro Sabella no fue solo un entrenador exitoso: fue un símbolo de elegancia, sabiduría y humanidad dentro y fuera del fútbol. Su nombre quedó grabado en la historia grande de Estudiantes de La Plata, de la Selección Argentina y del deporte nacional. Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento, el mundo del fútbol lo recuerda como lo que fue: un maestro.
Con un perfil bajo y una humildad difícil de encontrar en el ambiente, “Pachorra” construyó su liderazgo desde el respeto, la enseñanza y la inteligencia táctica. Como jugador, brilló en Estudiantes, pasó por Inglaterra y Brasil, y vistió la camiseta de la Selección. Pero su huella más profunda quedó marcada desde el banco: campeón de América con el Pincha en 2009 como ayudante de Carlos Bilardo, y subcampeón del mundo en 2014 como director técnico del combinado nacional.
Su proceso en la Selección fue el último gran momento de unidad futbolera en Argentina. Logró conformar un equipo solidario, equilibrado, sin estridencias, con Lionel Messi como bandera pero con una estructura colectiva inquebrantable. Aquella final de Río de Janeiro ante Alemania quedó grabada como un dolor deportivo, pero también como una demostración de carácter, sacrificio y organización futbolística.
Sabella hablaba con calma, pensaba antes de responder, meditaba antes de decidir. En un ambiente de gritos, él eligió la pausa; en un contexto de egos, él eligió la ética. Se ganó el cariño del hincha por sus valores tanto como por sus resultados.
Estudiantes lo recuerda como un caballero del fútbol, la Selección lo recuerda como un estratega noble y sensible, y el hincha argentino lo recuerda como un hombre que dignificó la camiseta y el deporte.
El legado de Alejandro Sabella excede los títulos: está en su estilo, su humildad, su respeto por el juego y su capacidad para enseñar. Hoy, el fútbol argentino vuelve a rendir homenaje a quien, sin buscarlo, se convirtió en ejemplo y leyenda.