PAPELÓN EN LA PLATA: INSAURRALDE Y OTERMÍN LE TORCIERON EL BRAZO A LA JUSTICIA
Nunca, como hace muchos pero muchos años, la Justicia penal de la ciudad de La Plata estuvo tan cerca de desenmascarar a quienes usan a la política para robar, llámense mediante contratación de ñoquis, contratos truchos, planes sociales o subsidios.
Hace un par de semanas, la política de la ciudad de La Plata se vio conmocionada y otro tanto asustada por el desenmascaramiento de lo que podría ser una ingeniería delictiva tras la detención de un militante.
En efecto, un tal “Chocolate” tenía en su poder unas 800 tarjetas de débito que cada tanto utilizaba de manera alternada para ir a retirar cuantiosas fortunas en los cajeros automáticos del Banco Provincia, precisamente en la sucursal ubicada en Avenida 7 esquina 54.
Julio Segundo Rigau, alias “Chocolate” es un conocido militante del Partido Justicialista platense que desde hace tiempo viene trabajando en el espacio interno conocido como Frente Renovador, el mismo que conduce el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa.
Rigau fue detenido hace dos semanas y puesto a disposición de la Justicia penal platense tras ser sorprendido por efectivos policiales bonaerenses mientras guardaba cientos de billetes en una bolsa de residuos negra. Por eso se lo bautizó de inmediato como el “Rey de las extracciones”. Según se indicó en ese momento, todas las personas poseedoras o titulares de esas tarjetas de débito figuraban como personal contratado de la Cámara de Diputados bonaerense.
En un allanamiento a su domicilio se incautaron cerca de 800 tarjetas de débito. Y un primer entrecruzamiento de datos permitió establecer que Rigau había extraído en tan solo un mes la suma de 27 millones de pesos.
En la actualidad, la Cámara de Diputados es presidida por Federico Otermín, ahora candidato a intendente de Lomas de Zamora bendecido por su padrino político y mandamás del distrito: Martín Insaurralde, jefe de Gabinete bonaerense.
Como en toda dependencia estatal o privada que maneja recursos económicos, hay un secretario o director administrativo, en este caso figura Miguel Antonio De Lisi, secundado por la prosecretaria administrativa, Sandra París. Sin embargo, casi por lo bajo, todos coinciden en que quien maneja y tiene el control de las contrataciones es un tal Claudio Albini, cuya oficina se encuentra frente al Palacio Legislativo.
“Albini es quien da el okey final, el que te dice si estás o no contratado”, aseguran en la Cámara. El procedimiento es fácil: una diputada o diputado solicita la contratación y la cosa sale aprobada.
Detenido Rigau y conocidos todos los protagonistas de lo que hasta ese momento era una ingeniería delictiva (en la que se llegarían a recaudar casi 500 millones de pesos), faltaba determinar responsabilidades. Hasta ahí, parecía que la Justicia penal platense tenía todo servido en bandeja.
La fiscal del caso e investigadora, Betina Lacki; y el juez de Garantías interviniente, Guillermo Federico Atencio, iban en dirección del esclarecimiento: de una buena vez por todas, se iba a saber quiénes eran los ladrones. La cadena de mandos iba a ser descubierta.
Pero algo pasó.
Finalmente, este último jueves, la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata declaró nula la causa que investigaba la presunta defraudación en la Legislatura: el fallo fue dictado por la Sala III. Y por si eso fuera poco, ordenaron devolverle las tarjetas y el dinero que se le había secuestrado a Rigau, quien rápidamente recuperó su libertad.
La Cámara penal platense entendió que la requisa que le hizo en aquel momento la Policía a “Chocolate” fue ilegal y esa ilegalidad de origen invalida todo lo actuado en el expediente desde entonces.
“El procedimiento está viciado de nulidad”, dijeron los jueces Juan Alberto Benavides y Alejandro Gustavo Villordo. Fundamentaron que “el acta de procedimiento inicial” de la Policía no correspondía y alertaron que son los jueces los habilitados a ordenar requisas y que las fuerzas de seguridad solo pueden hacerlo cuando existe una “sospecha razonada o causa probable” de un posible delito, algo que, a criterio de los magistrados, no se dio en este caso porque “Chocolate” Rigau solo estaba sacando dinero de un cajero automático. Y en ese sentido, dispusieron la nulidad de toda la causa.
En tanto, el camarista Fernando Mateos votó en disidencia. Consideró que el accionar policial estaba justificado. Argumentó: “No puedo dejar de mencionar el estrépito social o el desconcierto y descrédito para el común de la gente que se derivaría de una decisión como la perseguida”, en relación a la nulidad dictaminada por sus pares.
Y en ese sentido, Mateos advirtió que se pretendiera “sellar la suerte de una investigación que razonablemente podría relacionarse” con actividades de corrupción que la Argentina se comprometió a combatir cuando firmó tratados internacionales sobre la materia.
Tras esa decisión judicial, ni De Lisi, ni París, ni Albini, ni Otermín, ni ningún diputado o ninguna diputada deberán dar explicaciones, como por supuesto no las dieron mientras Rigau estaba detenido.
Esta vez quedó más claro que nunca: cuando hay mucho, pero mucho dinero de por medio, todo se soluciona muy fácil.
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