Lunes 17 de Marzo de 2025

16 de octubre de 2024

De prostituirse en la ruta a desfilar en las mejores pasarelas: la desafiante vida de La Cuerpo

Tras una infancia signada por la violencia familiar, Jazmín Salinas tuvo que luchar contra todo tipo de adversidades antes de convertirse en la modelo trans más requerida del momento

>La apodaron La Cuerpo las compañeras con las que se prostituía en la Ruta 4 hasta hace no mucho tiempo. El nombre que figura en su documento, sin embargo, es Jazmín Salinas. Y aquel con el que la bautizaron sus padres cuando nació con otra identidad de género, prefiere olvidarlo. Como también prefiere olvidar los dolores de su infancia y su juventud. Pero sabe que, para sanar, es inevitable poner en palabras todo lo que le pasó en la vida desde su nacimiento, hace 47 años en un hogar humilde de San Vicente, provincia de Buenos Aires, hasta su presente como la modelo trans más requerida de las pasarelas argentinas.

—Desde muy chica viví en Guernica, en un hogar de bajos recursos. Mi papá se llamaba Daniel, era changarín en los campos, y mi mamá, Marisa, ama de casa. Yo fui la segunda de seis hermanos. Y la verdad es que no teníamos ningún tipo de oportunidades. La pasábamos muy mal. Porque, además, vivíamos mucha violencia en la casa.

—Mi papá le hacía muchas cosas feas a mi mamá. Le pegaba. Y ver cómo un hombre maltrata a una mujer es algo que te marca para siempre. Yo la pasé muy mal en medio de esa situación.

—No. Ella recién fue feliz cuando a mi papá lo mataron.

—¿Lo mataron?

—¿Borró esa imagen de su mente?

—Solo me acuerdo de los golpes que recibíamos, de lo violento que era...

—Sí, claro. Venía borracho y le pegaba a mi mamá. Y yo me metía en el medio para defenderla, así que la ligaba también. Igual que mis hermanos, que también trataban de protegerla cuando la veíamos muy golpeada. Porque él la agarraba a la fuerza y bueno...Por eso mi vieja tuvo tantos hijos seguidos. Sufrimos mucho hasta que mi papá se murió. Fue una infancia muy dura.

—¿Iba a la escuela?

—O sea que, en ese contexto de violencia, encima estaban aislados...

—¡Aislados de todo! Ni siquiera podíamos ir a un hospital, así que cuando estaba lastimada me tenía que curar mi mamá. De hecho, recién me fue a anotar al Registro Civil cuando tenía 12 años. Mi DNI empieza con 36 millones...Fue una vida muy complicada. Y bueno, no pude ir al jardín de infantes ni a la primaria como todos los chicos. Así que no tenía amigos. Y no sabía ni leer ni escribir: recién a los 13 empecé a estudiar.

—Si te digo, te miento. La verdad que no me acuerdo. Mi papá era homofóbico. De hecho, cuando veía a alguna chica trans en la estación de trenes, la tiraba para el andén. Era muy malo. Y yo perdí la noción de cuándo empecé a sentir que era una mujer. Quizá no lo quiero recordar...Porque, si vuelvo al pasado, la veo a mi mamá sufrir y llorar sin poder hacer nada. Me vienen las imágenes de cuando mi viejo la obligaba a tener relaciones y la dejaba embarazada. Y me angustio. Ella falleció hace cuatro años, casi cinco. Y nunca pudo ser feliz.

—¿No rehizo su vida cuando enviudó?

—¿Ya había hecho la transición?

—¿No tenía posibilidades de buscar otra manera de generar ingresos?

—¿Cómo era exponerse a esa situación siendo una adolescente?

—¿A qué se refiere?

—¡Terrible!

—Entiendo.

—Fueron más de tres décadas: es mucho tiempo.

—¿Y cómo se sobrelleva eso?

—¿Tuvo algún momento de felicidad?

—¿Se enamoró alguna vez?

—¿Qué tuvo de diferente su actual novio?

—¿Cómo hizo para llegar a las pasarelas?

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