Sábado 15 de Marzo de 2025

21 de noviembre de 2024

Fueron a apagar un incendio y hallaron un cadáver en Vicente López: “Tuvimos una discusión por política y le prendí fuego la garita”

La víctima tenía 55 años y su cuerpo estaba totalmente carbonizado. El presunto homicida confesó que quemó el lugar, pero no sabía que lo había matado. Los investigadores determinaron que, tras el cruce verbal, el detenido primero le pegó con una silla y, luego, inició las llamas

>La garita estaba en desuso, ubicada en la coqueta esquina de Miguel de Azcuénaga y Adolfo Alsina, en el partido de Vicente López, apenas a una cuadra de la avenida Del Libertador, muy cerca de la costanera. Sin embargo, Eduardo Fernando Ceballos, de 55 años, funcionaba como un cuidador en el barrio. No era oficialmente el vigilante de la cuadra, pero los vecinos lo conocían y lo dejaban quedarse en ese lugar arrumbado, ya que él estaba en situación de calle. Esa fue su tumba.

“Para ese entonces, no sabía que había cometido un crimen. Lo que pasó tiene que ver con la estructura y decadencia social que estamos viviendo”, se lamentó un investigador en diálogo con este medio. Y aportó que la víctima dormía ahí y la gente lo conocía.

El cuerpo estaba todo carbonizado y la primera presunción fue que el incendio se desató mientras dormía. No se dio cuenta”, contaron.

“Un testigo dio el dato de que cerca de la 1.30 había escuchado una conversación fuerte. Ese barrio es muy tranquilo. No habló de amenazas sino de una vociferación”, precisaron. La información la completaron las cámaras de seguridad de la zona. Los investigadores pudieron ver a un sospechoso llegar al lugar.

Si bien las imágenes del hecho no quedaron en el encuadre, sí notaron que ese hombre, tras permanecer un rato en la garita, se fue. Los vecinos dieron datos de una persona conocida de la víctima y una descripción de las ropas del presunto asesino llegó a los policías que estaban patrullando la zona. Y lo encontraron.

¿Qué pasó la madrugada del martes? La autopsia aportó un dato pese al estado del cuerpo: había un golpe en la cabeza de la víctima. Así, se cerró el círculo. Ceballos y Sepúlveda estaban en la garita, discutieron y el agresor le pegó con una silla y dejó lo desvanecido. Luego, prendió fuego el lugar y se fue.

La parte triste de la trágica muerte de Ceballos es que no tiene familiares. Y, por el estado del cuerpo, era imposible identificarlo. Pero los vecinos sabían su nombre y apellido y los investigadores lo buscaron en el sistema. Saltó que tenía una causa en curso por un delito menor y que la dirección que había dado era la de la casilla que se había convertido en su tumba.

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