Chascomús. Caso Emilio Blanco.
La condena a Fermín Basualdo deja en evidencia cómo la injusticia puede destruir la vida de un inocente, mientras el silencio y la complicidad de quienes deberían buscar la verdad perpetúan el daño.
Acusado injustamente y condenado solo por indicios (suposiciones) y sin ninguna prueba directa, su caso estuvo marcado por testimonios comprados, corrupción judicial y desinterés de un pueblo que prefirió mirar hacia otro lado por creer una falsa historia.
Recientemente fue denegado el intento de REABRIR LA CAUSA, múltiples pruebas nuevas, incluyendo varias declaraciones de testigos que hubiesen permitido descubrir cómo ocurrieron realmente los hechos e incluso identificar a quién pertenece el ADN recolectado en el cuerpo de la víctima.Todo esto fue ignorado por jueces que protegieron sus propios intereses, como así también los de quienes armaron la causa.
Mientras tanto, un inocente cumple una condena que no merece, y una verdad silenciada sigue esperando salir a la luz.
Debemos saber que el silencio también condena y que cada día perdido en prisión para un inocente es una herida en la conciencia de nuestra sociedad.
No habrá paz ni justicia verdadera mientras se siga encubriendo la mentira. Quien es inocente siempre busca la verdad; creer lo contrario sería un acto de necedad.