6 de febrero de 2025
La vida criminal de Robledo Puch, el feroz asesino que mató hasta a su socio y se salvó de ser ejecutado por la presencia de su madre

Lo llamaron “El Ángel de la muerte” y entre 1971 y 1972 dejó una marca sangrienta en la historia criminal argentina. Desde hace más de medio siglo está tras las rejas

Así, su mamá, con quien vivieron primero en Olivos y luego en Villa Adelina en un barrio de clase media, junto a su padre, Víctor, le salvó la vida sin proponérselo. Era su único hijo, el mismo que había iniciado desde niño en las clases de piano, más bien tímido y retraído, quien el 19 de enero había cumplido apenas 20 años.
En el segundo atraco seguido de muerte “El Ángel Negro” y su cómplice mostraron que no tendrían límites. Ocurrió la madrugada del 3 de mayo de 1971. Otra vez en yunta Ibáñez y Robledo se metieron en un local de venta de repuestos de autos Mercedes Benz. El comercio tenía una casa contigua y en uno de los cuartos se toparon con un matrimonio y su bebé. Puch empezó a los tiros, asesinó al hombre e hirió a la mujer. Luego su coequiper intentó violar a la joven, quien salvó su vida de milagro. Como el niño lloraba, Robledo escapó disparando contra la cuna.
El “Ángel” siguió matando sin piedad. En total fueron once víctimas, incluido Ibánez, su socio en el delito. El 5 de agosto de 1971 circulaban en un Siam Di Tella. Se habló de un sospechoso accidente cuando Robledo iba al volante e Ibáñez que iba a su lado apareció muerto.A partir de allí se vio obligado a sumar otro compañero para seguir delinquiendo. Sumó a otro de sus amigos , Héctor Somoza, con quien en el mes de noviembre robó un supermercado en Boulogne, y mataron al sereno con una pistola calibre 32 que habían sustraído un par de días antes asaltando una armería.Juntos siguieron con robos en un par de concesionarias de la zona Norte del Conurbano asesinando en cada caso al hombre que prestaba servicio de vigilancia. En el último hecho, Robledo no solo remató al custodio, también le dio dos balazos a su socio y luego le quemó las manos y la cara con un soplete para que no lo reconocieran y no lo asociaran a él. Pero como a casi todos los delincuentes les ocurre, cometió un error: no llevarse el documento que su compañero de fechorías llevaba encima. Cuando la policía llegó, encontró la cédula de identidad en uno de los bolsillos del pantalón de la víctima, de esa manera reconoció el cuerpo, y de inmediato lo fueron a buscar y cayó.De visita en una recorrida por esa cárcel, pude acceder al prontuario de Robledo Puch. Allí se podía leer el historial delictivo. Delitos: Homicidios calificados reiterados (10 hechos). Homicidio simple (1 hecho). Tentativa de homicidio calificado. Robo simple cometido en forma reiterada (16 hechos). Robo calificado. Violación calificada. Tentativa de violación calificada. Raptos reiterados (2 hechos). Abuso deshonesto. Hurtos simples reiterados (2 hechos) y daño. Todos en concurso real (por el uso de armas).
En uno de los últimos informes integrales acerca de su conducta y su psiquis realizado por profesionales en dicho penal en setiembre de 2018, tras 46 años de permanencia allí, podía leerse: “...el entrevistado registra un recurso verborrágico, con un nivel superior a la media poblacional, con terminología específica de alguien que tiene lectura y conocimientos de algunos temas. Por momentos enfatiza su relato con un tinte emocional de bronca apoyado en la cantidad de años que lleva detenido en forma ‘injusta’ –según su particular visión–. Se lo ve lúcido, ubicado en tiempo y espacio. No se aprecian alteraciones en la memoria y sensopercepción. Frente a los delitos que se le imputan refiere que él sólo comete robos”.Robledo admiraba a Hitler y a Perón. En el documento se detalló: “Surgen también sus relatos políticos que parecen una constante en sus entrevistas realizadas en esta unidad, mostrando un especial interés por Perón y enojo por los demás políticos. Presenta algunas incoherencias en su decir, donde salta de un relato a otro sin tener un hilo conductor, lo que denota un discurso discontinuo y antojadizo”. Respecto de las sanciones disciplinarias, en el informe se remarcó que “cuenta con varias en su larga trayectoria de recluso”. Y lo calificó como “un caso mediático”, considerándolo “uno de los asesinos seriales de Argentina”.
Por entonces desarrollaba tareas en la biblioteca, era instructor de ajedrez, jugaba damas y dominó tres veces por semana. En su momento trabajó en mantenimiento, en la sección carpintería. Fue alumno regular desde 1990 a 1992 en la Escuela de Educación Primaria de Adultos Nº 701 Madre Teresa de Calcuta, con sede en la prisión. No registraba participaciones en motines o fugas.Desde marzo de 2017 venía gozando de un beneficio solicitado por su defensa, a través del cual se le concedió un cambio de régimen, incorporándolo a uno denominado “semiabierto modalidad limitada”, siempre en su por entonces lugar de encarcelamiento (Pabellón 9, celda 596, donde se alojaban internos de diversidad de género).Las autoridades del penal reconocieron que era “un hombre que no generaba problemas, que jugaba al ajedrez, escribía cartas y concurría a la biblioteca porque era un ávido lector y porque trabajaba allí”. Hacía años que nadie lo visitaba, ya que en los últimos tiempos, la única que lo hacía hasta que falleció fue su mamá, Aída Josefa, la misma que como dijimos, con su presencia evitó que lo mataran el día que lo detuvieron.
En ese 2018 cuando se confeccionó el informe que se detalla en esta nota, se estrenó la película El Ángel, dirigida por Luis Ortega con guion del periodista Rodolfo Palacios basado en su libro de Editorial Sudamericana. La interpretación de Robledo la hizo el actor Lorenzo Ferro, acompañado por el Chino Darín, Daniel Fanego, Cecilia Roth, Mercedes Morán y Peter Lanzani.En noviembre del año pasado el mismo magistrado le planteó una alternativa. Cambiarlo de prisión para pasar a un régimen abierto en el marco del Programa Casas por Cárceles de la Unidad 25 del Servicio Penitenciario Bonaerense, “una vez que se produzca el cupo correspondiente, siempre y cuando preste su consentimiento al efecto”.